La Generación de Cristal
La "generación de cristal" es un término, acuñado por la filósofa Montserrat Nebrera, que se usa para referirse a los jóvenes nacidos aproximadamente después del año 2000, y que engloba a la generación Z. Se caracteriza por una mayor sensibilidad y fragilidad emocional, una menor tolerancia a la crítica y la frustración, y una necesidad de entornos más inclusivos y equitativos. Sin embargo, también se destaca su sensibilidad a causas sociales, su empatía y su deseo de cambio, lo que la convierte en una generación que lucha por construir un futuro diferente.
Características principales:
- Sensibilidad emocional:
- Son más conscientes de su bienestar emocional y se muestran receptivos a hablar de salud mental, ansiedad y otros temas sensibles.
- Frustración y falta de tolerancia a la crítica:
- Se perciben como más vulnerables ante las adversidades y la falta de éxitos inmediatos, lo que puede generar frustración.
- Prioridad de la vida personal:
- Valoran el equilibrio entre la vida laboral y personal, buscando experiencias significativas en lugar de solo la acumulación de bienes materiales.
- Conciencia social:
- Han crecido con un mayor acceso a la información y están más concienciados sobre problemas sociales, lo que los impulsa a cuestionar y luchar por un mundo más justo.
- Uso de la tecnología:
- Su constante exposición a la tecnología ha moldeado sus habilidades audiovisuales y su forma de comunicarse, aunque también puede generar dependencia.
Críticas y contrastes:
A pesar de la etiqueta de "cristal", se reconoce que esta generación es luchadora y tiene una gran capacidad para la empatía y el amor.
El término puede ser simplista y estigmatizante. Algunas fuentes prefieren llamarlos la "generación de concreto" o "cemento" en respuesta a la idea de su "inflexibilidad", o "generación snowflake" en el mundo anglosajón.
En resumen:
La "generación de cristal" no solo representa una fragilidad, sino también una sensibilidad que puede ser un motor para el cambio. Es una generación que exige un mundo más comprensivo, que valora el bienestar emocional y que busca un propósito más allá de lo material.




